Velázquez representa a Juan el Evangelista en la isla de Patmos donde, como cuenta Francisco Pacheco, tuvo admirables ilustraciones y revelaciones y escribió el Apocalipsis. Aparece sentado, con el libro en el que escribe el contenido de la revelación sobre las rodillas. Al pie otros dos libros cerrados aluden probablemente al evangelio y a las tres epístolas que escribió. Arriba y a la izquierda aparece el contenido de la visión que tiene suspendido al santo, tomado del Apocalispis.
La luz es también la propia de las corrientes naturalistas. Procedente de un punto focal situado fuera del cuadro que refleja intensamente en las ropas blancas y destaca con fuertes sombras las facciones duras del joven apóstol. El efecto volumétrico creado de ese modo, y el interés manidestado por las texturas de los materiales, como se ha señalado Fernando Marías, alejan a Velazquez de su maestro ya en estas obras primerizas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario